Palabras

Palabras de Edwin Molina sobre 30 años de acuerdo de paz

By julio 12, 2020 No Comments

Palabras de Edwin Molina, Presidente de APRECOL, a propósito de la Conmemoración de los 30 años de la firma del acuerdo de paz en el Occidente de Boyacá.

Es una lástima que la situación actual, a raíz de la pandemia, no nos permita estar reunidos en persona como merece un acontecimiento tan importante para nuestra región del Occidente de Boyacá, como lo es la Conmemoración de los 30 Años de la Firma del Acuerdo de Paz.

Hace 30 años, nuestra provincia estaba azotada por una guerra fratricida. Éramos una población que había perdido su norte y nos era difícil visualizar un futuro promisorio para nuestros hijos e hijas. Hasta que en julio de 1990, gracias a la intermediación de la Iglesia, las comunidades, actores civiles locales y empresarios, logramos aquí, en el Occidente de Boyacá, ese sueño que todos los colombianos siempre han buscado: lograr el entendimiento entre personas, perdonar y comenzar a construir una región próspera y en paz.

Este siempre será un motivo de regocijo, y siempre que tengamos la oportunidad, siempre que llegue esta fecha, debemos mirar atrás, hacia este acontecimiento trascendental en la historia no solo de nuestro departamento, sino de nuestra nación.

Hoy Muzo, San Pablo de Borbur, Quípama, Otanche, Maripí y los demás municipios son territorios hermanos, que trabajan mancomunados por la prosperidad de las comunidades, de los niños y niñas, de las mujeres y los hombres que trabajan la tierra, de los guaqueros y de los empresarios, que buscan siempre el bienestar de todos por igual, con la generación de empleo, con la formalización y con prácticas ambientales y sociales, que son tan importantes para la búsqueda del desarrollo sostenible de nuestra región. Es gratificante saber que la paz hoy nos permite pensar en estos conceptos y en tener una visión más amplia y positiva de nuestro futuro.

Son muchos, sin duda, los beneficios que ha traído esta paz de tres décadas: la reconciliación entre empresarios, la unidad regional, la creación de emprendimiento y un desarrollo integral, que va desde el fortalecimiento del turismo hasta el desarrollo agropecuario; hoy podemos hablar de una agricultura enfocada en el cacao, el café, la yuca, la guanabana, entre muchos otros productos. La construcción de obras de infraestructura importantes, como la Transversal del Occidente de Boyacá y el mejoramiento de vías que han facilitado el turismo, y que esperamos en los próximos años contribuyan a impulsar mucho más la economía de la provincia.

La minería, en especial la de esmeraldas, también se vio beneficiada con la firma de este acuerdo. Desde ese mismo momento empezaron a otorgarse concesiones mineras. Se fortaleció también la inversión extranjera, con empresas como Minería Texas Colombia (MTC), que ha sido tan determinante para la generación de empleo y de desarrollo en el municipio de Muzo, o Coscuez, en el municipio de San Pablo de Borbur. Asimismo, la empresa Esmeraldas Santa Rosa, que ha hecho lo propio en el municipio de Maripí.

Las esmeraldas, las mejores esmeraldas del mundo, esas que antes eran motivo de división y conflicto, son hoy motivo de unión y símbolo de progreso. Asimismo, en el país y en el mundo ha cambiado la imagen negativa que, por obvias razones, se tenía de la esmeralda. Hoy, al contemplar el verde único de estas piedras, nos remitimos al verde de nuestra región; a los hermosos cerros que nos custodian, Fura y Tena, y a la diversidad y riqueza de esta tierra.

Somos conscientes de que hay mucho camino por recorrer. Hay muchos indicadores que debemos mejorar, como la pobreza y la presencia estatal; pero en ello estamos trabajando todos como región. Yo, como representante de los productores de esmeraldas y desde Aprecol Social, que es el brazo con el que trabajamos para el bienestar de la comunidad, velaremos por que esta sea una paz duradera, y para ello es menester seguir fortaleciendo nuestra gente; poner nuestra mirada en nuestros niños y niñas; cuidar a nuestros campesinos, que son quienes hacen productiva esta tierra, y a los adultos mayores, que son símbolo de la cultura y la tradición que conservamos y protegemos.

Agradezco a la Iglesia por no solo haber dado ese primer paso hace treinta años, sino por continuar su camino de fe y entrega por mantener esta paz y por tener siempre en sus oraciones a la comunidad. Agradezco también a Boyapaz por su incansable labor social de llevar esperanza con diferentes iniciativas y estrategias a lo largo de la región. A los alcaldes de los diferentes municipios por hacer de este un día tan memorable y especial. Y a toda la comunidad de la provincia del Occidente de Boyacá por luchar día a día por su propio progreso y el de su comunidad.

¡Qué viva la paz!